viernes, 23 de diciembre de 2011

Bienvenidos al Campo de Lirios

Cuenta la leyenda que estaba sentado Gregorio a la mesa de festejo de un Día del Maestro, y a cada uno de sus lados, Eligia y Honorata.  Sobre la mesa había de centro un florero con Lirios. Había varias maestras alrededor y en frente Margarita, quien pregunta: ”¿Padre Gregorio, qué opina Ud. de la Hna. Eligia?”, “La Hna. Eligia”, responde Gregorio,”es un aborto de la naturaleza”. Eligia se apura entonces a decir: “pero cristiana y católica, Padre” y a lo que Gregorio dice con un dejo de y??: “Ah, eso sí!”. Ante semejante respuesta, dada además, por un referente de tamaña envergadura para el pueblo, como lo era Gregorio, sobreviviente de la 2da Guerra, brillante como pocos, Margarita rápidamente pregunta, “¿Y qué opina Ud. de la Hna. Honorata?”, entonces Gregorio toma un Lirio del florero, lo levanta a la altura de su vista y dice “La Hna. Honorata es un Lirio en el Jardín de Dios”.
Desconozco mayores detalles de la historia, sé que Eligia era un ser oscuro y cruel como no he encontrado en mi vida. Nada tenían que ver sus promesas cristianas con su actitud en la vida, la maldad reinaba en ella de una manera apoteótica, marcó a varias generaciones del pueblo, creo yo. Brillante intelectualmente, con una excelente cintura política para llegar alto y permanecer, casi diría que sería un perfecto “líder” de estas empresas en las que se promueve a personas con alto carácter y escasa calidad y calidez humana. Eligia era eso que dijo Gregorio. Gregorio quedó en la memoria del pueblo hasta pasados los años, muchos  años, casi cualquiera hoy, sabe quién fue. Figura fuerte, figura firme, con un nombre encantador además. Marcó generaciones también, hasta mi hermano lleva su nombre. En cambio no sé quién es Honorata, no llegué a verla. Ni conocí a Gregorio, sino su memoria. Será por eso de que “hierba mala nunca muere”, que Eligia atravesó tantos años y generaciones, manipulando, jorobando, dividiendo, preocupada por el dinero, por el estrellato y por estrellar a cualquiera que no estuviera con ella, que éramos la mayoría.
Cuando empecé a sentir nombres para este rinconcito de escritura, surgieron nombres de flores, y una cosa llevó a la otra y mi amiga me recordó a Osho, retomando las maravillosas palabras de Jesús; “…’Mirad los lirios del campo. No trabajan, no tejen, no hilan, y sin embargo, ni Salomón era tan bello como esos pobres lirios’. ¿Dónde reside la belleza de esa pobre flor? En la aceptación absoluta. En su ser no hay ningún programa para mejorar. Está aquí y ahora. Bailando al viento, tomando el sol, hablando con las nubes, durmiendo con el calor de la tarde, coqueteando con las mariposas… disfrutando, siendo, amando y siendo amada. Y cuando te abres, la existencia entera empieza a derramar su energía sobre ti.” Y recordé entonces la frase hermosa de Gregorio, tan amado y resistido, por ser tan íntegro, porque quién no quiere ser Un Lirio en el Jardín de Dios?!

1 comentario:

  1. Y si... Anna tenía que llegiar algún día... y sus palabras y sus pensamientos y sus deseos mas profundos...
    Gracias por estar y por escribir!!

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